Desde los años setenta las computadoras, los programadores y las bases de datos han venido marcando el rumbo de la sociedad con cada vez mayor influencia sobre lo que hacemos a diario.

Las bases de datos hicieron posible que las organizaciones almacenaran sus registros digitalmente. Nosotros nos encargamos, todavía, de trasladar la información entre una y otra cuando alguna lo requiere. Los programadores han visto cómo se mejoran realidades en su proceso de digitalización. También han orientado su ingenio en impedir que el conocimiento fluya libremente como un derecho para todos.

Programadores éticos en comunidad hicieron posible el software libre, internet, el torrent, como respuesta al principal obstáculo impuesto por el capital para el desarrollo de la humanidad: el cerco de la propiedad intelectual que venían construyendo y todavía construyen las élites globalistas para impedir el libre acceso al conocimiento.

Programadores éticos o hackers, han logrado niveles complejos de abstracción de la realidad y han logrado simplificar procesos esenciales para el desempeño de la sociedad a través de modelos, protocolos, lenguajes de programación en diferentes paradigmas de pensamiento.

Programadores éticos o piratas informáticos, ubicados mentalmente fuera el sistema, han creado el sistema de cadena de bloques o blockchain, una gran base de datos infinita, abierta, distribuida, que permite la creación y establecimeinto de organizaciones descentralizadas inteligentes, donde la información fluye libremente, todos participan, usan un valor de referencia común sobre un acuerdo unánime y comparten un registro abierto inalterable y seguro de todo lo registrable.

Sin que sea necesario que intermediarios certifiquen la veracidad de los datos, haciendo imposible que sean manipulados, todos confían en el sistema porque todos certifican la veracidad de la información, logrando modelos descentralizados para la organización colectiva, toma de decisiones, acuerdos, métodos de encriptación de información, intercambio y registro de transacciones.

Las criptomonedas son solo el aspecto que mejor funciona para explicar el potencial de blockchain para cambiar la realidad.

Y es que la cadena de bloques o blockchain permite crear y gestionar las condiciones mínimas para establecer espacios de organización autónomos, fuera del control del sistema establecido. Nada prometedor para las élites globalistas que pretenden hacerse con el control de la realidad digital del planeta.

Las criptomonedas son un sistema de acuerdo de valor compartido entre una comunidad de usuarios que permite intercambiar bienes y servicios entre quienes la posean y la quienes la acepten. Igual que las monetas tradicionales, adquieren o pierden valor en la medida en que mayor cantidad de individuos las acepten y les den uso.

La gran diferencia radica en que las monedas tradicionales son emitidas por los bancos centrales de las naciones y las criptomonedas pueden ser emitidas por cualquier persona o grupo de personas.

Para que una criptomoneda tenga éxito debe ser mejor a lo que ya existe, debe tener un objetivo para su existencia más allá de la especulación, debe ofrecer una solución a un problema, ofrecer una mejora en la eficiencia de una actividad y contar con una masa crítica suficiente que la implemente.

La implementación organizada de sistemas descentralizados de intercambio en Venezuela supone avances exponenciales hacia la idea del estado comunal, donde pequeñas economías coexisten y constituyen un tejido de desarrollo distribuido, seguro e inteligente.

El reto implica un cambio cultural en la manera de aproximarse a lo digital y de comprender el dinero. Aproximarse a lo digital como una capacidad del ser humano para su propio desarrollo superando la idea de usuarios de la tecnología en el mercado y comprender el dinero como un medio para intercambiar bienes y no como un bien en sí mismo. Superar la visión de acumulación para garantizar el valor de la riqueza ante una dinámica de escasez, por una visión de abundancia basada en los recursos y en el producto del trabajo para garantizarlo ¿tenemos los recursos?